1 de abril de 2009

Entrevista a Raúl Montenegro, Premio Nobel Alternativo


Soja + Plagucidas = Contaminación
Raúl Montenegro, doctor en biología, alerta sobre el uso de los plaguicidas y critica el doble discurso de De Angeli porque está “atacando a Botnia y es uno de los responsables de haber contaminado” a la Argentina.
– ¿El glifosato genera problemas de salud?
– Sí, ya que la intoxicación de la dosis de plaguicida puede hacer peligrar la vida de una persona. En el caso de los plaguicidas más utilizados en soja están los herbicidas glifosato y 2,4-D, y entre los insecticidas el endosulfán; son todas sustancias cloradas y éstas tienen acción estrogénica, es decir actúan sobre el organismo como si fueran hormonas y esto produce lo que se conoce como irrupción endócrina. En principio, se dispara en una forma notable como alergias. Hay que tener en cuenta que los bebés son los primeros en verse afectados, ya que consumen más oxígeno.
– ¿El glifosato se degrada rápidamente en el aire?
– Todos los compuestos clorados tienen cierta resistencia que generan otras sustancias derivadas como el AMPA, en el caso del glifosato, que es un derivado bastante persistente. En el caso del endosulfán hay un derivado que es el sulfato de endosulfán que es muy tóxico y que también tiene una alta persistencia y alta toxicidad. Cada plaguicida que se aplica es un cóctel de contaminantes químicos y no hay ningún ingeniero agrónomo que pueda dar certezas del impacto que pueda llegar a producir.
– ¿Se contamina el agua?
– Sí, absolutamente, y es por eso que se puede encontrar restos de glifosato o endosulfán en lugares alejados, incluso en aguas subterráneas. Por ejemplo, en Santa Fe se ha estudiado y detectado glifosato y AMPA en semillas.
– ¿Quién produce el glifosato?
– Monsanto desarrolló la soja RR que justamente es resistente al Round Up, que es el producto de ellos, pero actualmente la puede producir cualquier empresa química. Monsanto es la misma empresa que produjo el agente naranja para los EE.UU. durante la guerra de Vietnam.
– ¿Los productores sojeros saben los riesgos del glifosato?
– El problema es cómo hablar con los que piensan con los bolsillos, con la codicia, cómo hablar con personajes nefastos como De Angeli, que de pronto aparecen atacando a Botnia y por el otro lado es uno de los tantos responsables junto a otros productores de haber contaminado y de seguir contaminando a la gente que vive alrededor de pequeños pueblos o de grandes ciudades, porque la soja está contaminando lugares tanto chicos como grandes. De Angeli dijo que la contaminación era tema de expertos y que simplemente había que preguntarle a ellos. Yo diría que no, habría que preguntarle a los señores de la soja que no titubean en contaminar a la gente que está alrededor, como el caso de la localidad de Las Petacas, en Santa Fe, donde no tienen problemas en poner a sus propios hijos como banderilleros para poder aplicar plaguicidas con los aviones.
– ¿Hay alguna legislación que prohíba el uso de estos plaguicidas?
– Todos los plaguicidas y sus restos entran en la ley 24.051, que es la ley nacional de residuos peligrosos, y por lo tanto eso implica que se puede llegar a imputar a los que lleguen a contaminar y afectar la salud con figuras que están encuadradas dentro del Código Penal, incluso con pena de prisión.
– ¿De qué manera se alienta el uso del glifosato?
– Se ha generado una sociedad de consumo respecto de los plaguicidas en las ferias, en donde las empresas químicas gastan gran cantidad de recursos económicos, posteando la imagen de éxito y de solución, con la aplicación de forma masiva del plaguicida. Entonces los productores sienten que si no aplican toda la parafernalia de plaguicidas que les han mostrado de las grandes empresas es como si no fueran a tener rinde, por eso es que nuestro país está dominando la codicia y la total falta de respeto por la salud de las personas.
– ¿Cuál es la solución?
– Hay muchas alternativas en plaguicidas, por ejemplo los hay biológicos, que si bien son mucho más caros tienen efectos mucho menos tóxicos. En su defecto, hacer lo que hicieron los habitantes de la localidad de San Francisco, Córdoba, donde a través de una ordenanza se estableció una franja de 500 metros donde no se puede aplicar ningún plaguicida. Esto produjo una reacción bastante dura de los productores, pero finalmente reinó la cordura y no el bolsillo.

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