22 de mayo de 2009

Fuerte critica del Dr Montenegro, Premio Nobel Alternativo 2004, al CECTE y Dr Barañao

Córdoba y Buenos Aires (Argentina), mayo 14 de 2009*.- El Dr. Raúl Montenegro, profesor titular de Biología Evolutiva en la Universidad Nacional de Córdoba y premio Nóbel Alternativo 2004, calificó de “improvisada y con dudoso valor ético” la decisión del Comité de Ética del Ministerio de Ciencia de solicitar la creación de una comisión para que investigue únicamente los efectos del glifosato.
El Comité Nacional de Ética en la Ciencia y la Tecnología (CECTE) pidió esta semana que se conforme de manera “urgente” una comisión de especialistas para evaluar las “denuncias” sobre los efectos del glifosato “en las personas”.
Montenegro sostuvo que esta decisión “demuestra que somos una republiqueta, no un país serio. En lugar de actuar antes y sobre otros plaguicidas tan cuestionados como el glifosato, intervino tarde y para que se evalúe únicamente este herbicida, clave en los cultivos de soja RR”. Agregó que para la mayoría de los plaguicidas “ignorados por la Comisión” existen trabajos científicos “que demuestran sus riesgos a altas y bajas dosis. Se olvidaron por ejemplo del 2,4 D y del endosulfán”. Sostuvo además que el Ministro de Ciencia, Lino Barañao, “instaló la caza de brujas contra quienes cuestionan científicamente el impacto sanitario del glifosato”. Agregó que esas críticas “son sospechosas pues el Ministro es un especialista en biotecnología que defiende enfáticamente los organismos genéticamente modificados (OGMs). La soja RR desarrollada por la empresa Monsanto es un organismo modificado en laboratorio para que resista las aplicaciones del herbicida glifosato (Roundup, también desarrollado por Monsanto). RR es “Roundup resistant” = “resistente al Roundup”.
El Dr. Raúl Montenegro, que es además presidente de FUNAM, aconsejó a los miembros del Comité Nacional de Ética que “antes de tomar decisiones estudien más profundamente el tema, no solamente recortes de diarios” y que “privilegien la seriedad, no el oportunismo. Su sugerencia de crear una comisión argumentando que hubo denuncias sobre los efectos del glifosato es una agresión contra la ciencia y los investigadores independientes. Deberían saber que las investigaciones conducidas por el Dr. Andrés Carrasco confirmaron estudios anteriores que demostraban la alta toxicidad del glifosato incluso a dosis extremadamente bajas. El Comité de Ética debería dudar del glifosato, no de los investigadores”.
El Dr. Raúl Montenegro les recordó a los miembros del Comité Nacional de Ética que deberían haber tenido en cuenta “los siguientes criterios, no la sugerencia de un ministro ni las protestas autoritarias de las empresas que producen y comercializan plaguicidas”:

1) Que los problemas ambientales y sanitarios no se deben solamente a un herbicida como el glifosato, sino a un conjunto de plaguicidas de uso permitido y restringido en Argentina. Para la mayoría de ellos existe abundante bibliografía sobre sus efectos negativos.

2) Que cada plaguicida comercial es un cóctel de sustancias y no solamente un principio activo, y que muchos de esos aditivos pueden ser extremadamente tóxicos.

3) Que dentro de los envases cerrados dedicados a contener los plaguicidas comerciales se producen cambios químicos, y que las sustancias derivadas de los principios activos y aditivos pueden ser eventualmente más tóxicas que las sustancias originalmente producidas en fábrica. Un buen ejemplo es el
malatión. Dentro del envase cerrado puede generarse iso malatión, 6 veces más tóxico que el malatión.

4) Que la legislación argentina sobre plaguicidas está basada en las dosis letales 50 (DL 50 en castellano, LD 50 en inglés), es decir, en la dosis que mata al 50% de una población de animales de laboratorio deliberadamente expuesta. La DL 50 permite reducir el riesgo de que las personas mueran por
exposición a una dosis letal, pero no protege a las personas de las pequeñas dosis simples y acumuladas.

5) Que el efecto más preocupante de los plaguicidas se debe a las bajas dosis, que no matan en forma instantánea pero se acumulan en los organismos expuestos, y en el ambiente. Entre los efectos que provocan destacan la alteración del sistema hormonal (disrupción endócrina) y del sistema inmune
(que reduce la resistencia a ataques bacterianos y virales). Los marbetes de productos clorados, por ejemplo, no indican su potencial efecto sobre el sistema hormonal.

6) Que los embriones y fetos humanos, los bebés recién nacidos y los niños son más sensibles a los efectos de los plaguicidas pues tienen procesos de división celular más activos. Además, proporcionalmente a su peso, consumen más agua, aire y alimento que los adultos, y tienen mayor superficie expuesta. Esto facilita el ingreso de plaguicidas en sus organismos.

7) Que las personas de distintas edades tienen acumulados en sus tejidos grasos plaguicidas clorados que recibieron de sus madres por vía transplacentaria y lactancia, más los plaguicidas que ingresaron a sus
organismos vía alimentos, agua y aire contaminados. Por lo tanto cualquier plaguicida que ingrese al organismo y produzca por ejemplo disrupción endócrina se “sumará” a los acumulados en el organismo que también provocan este efecto.
8) Que los ambientes terrestres y acuáticos, con sus matrices sólidas y organismos, son depósitos crecientes de plaguicidas, tanto de plaguicidas que ya no se usan pero cuyos residuos perduran, como Alfa y Beta HCH o DDT y sus metabolitos, y de los que sí se utilizan (como endosulfán). En muchos suelos el contenido de restos de plaguicidas crece en lugar de disminuir.

9) Que en Argentina no existe un sistema permanente para registrar la morbilidad (enfermedades) y mortalidad. Esto impide detectar los efectos de los plaguicidas sobre la salud humana.

10) Que la aplicación de plaguicidas en Argentina es irracional y caótica, y que en la inmensa mayoría de los casos se produce sin control del estado. La pulverización aérea es un despropósito que distribuye plaguicidas fuera de los campos tratados. No se forman además en las universidades profesionales que puedan asesorar a los productores para evitar los efectos de las bajas dosis de plaguicidas. Los ingenieros agrónomos por ejemplo no reciben formación para prevenir los efectos de disrupción endócrina y depleción del sistema inmune. Pueden evitar que las personas mueran por dosis letales, pero suelen desconocer los efectos de las dosis bajas, y cómo se mueven en los distintos ambientes (”rutas”).

Para mayor información contactar a:
Dr. Raúl A. Montenegro, Biólogo
FUNAM
Fundación para la defensa del ambiente
Environment Defense Foundation
FUNAM es una ONG fundada en 1982.
Tiene status consultivo en ECOSOC (Naciones Unidas, Nueva York).
FUNAM es Premio Global 500 de Naciones Unidas (1987).
Miembro de RENACE.

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