22 de marzo de 2009

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  1. 30.000 DETENIDOS-DESAPARECIDOS ¡PRESENTES!



    1976 - A 33 AÑOS DEL GOLPE GENOCIDA - 2009



    DESPERTEMOS A LA JUSTICIA



    ¡JUICIO Y CASTIGO YA!



    Nos encontramos en este nuevo aniversario del 24 de marzo en esta Plaza del pueblo. Como tantas veces antes en este largo camino que comenzaba un 24 de marzo de 1976 cuando el Golpe de Estado Genocida se instauraba, se intensificaba lo que comenzaba a gestarse desde el gobierno constitucional de Isabel Perón, con grupos paramiltares que perseguían y asesinaban compañeros con el aval del Estado.



    Hoy, a 33 años de aquel día que dio paso a una larga noche, nos encontramos juntos porque seguimos luchando por Justicia. Seguimos reclamando que se aceleren los Juicios contra los genocidas. Porque la impunidad sólo genera más impunidad. Y se tiene que acabar. Porque sino, no podemos construir el proyecto de país por el que lucharon los 30.000.



    La modalidad que eligieron para cercenar el país fue el Terrorismo de Estado. Fue a través del miedo, la persecución, la tortura, la desaparición forzada de 30.000 compañeros, la sustracción y apropiación de bebes, el robo de bienes, el exilio y el intento de aniquilación de las organizaciones populares, obreras, estudiantiles, sindicales, religiosas, campesinas y artísticas.



    La consecuencia fue la imposición del “no te metás”; destruyendo las redes sobre las cuales se fundamentaba nuestra sociedad.



    Las caras visibles de la dictadura fueron las Fuerzas Armadas y de Seguridad. Pero no estuvieron solos, el plan fue ideado por varios sectores que buscaban imponer este sistema neoliberal, donde unos pocos se benefician en detrimento de muchos. Contaron con la complicidad de grupos económicos como los Blaquier, Mercedes Benz, Ford, Techint, Fortabat, la Sociedad Rural, Macri, Acindar, Banco Boston, Clarín, Banco Río, City Bank. Hoy, todos ellos, intentan perpetuar aquel modelo que tanto los benefició. También fue cómplice la cúpula eclesiástica, bendiciendo la tortura en los Centros Clandestinos, y aun hoy, luego de la condena al cura genocida Von Wernich, todavía no se hacen cargo de que le dieron la espalda al pueblo.



    El genocidio contó con la colaboración de cientos de jueces y funcionarios del poder judicial, aquellos que hoy sistemáticamente demoran las causas contra los genocidas, dejan libres a los poderosos y encarcelan a los pobres.



    La maquinaria del Terrorismo contó con el apoyo de algunos medios de comunicación que se encargaban de ocultar lo que estaba sucediendo, aquellos que hoy rechazan la nueva Ley de Radiodifusión, porque pierden el monopolio de la mentira y las riquezas.



    Fue necesario llevar a cabo un plan sistemático de exterminio porque la lucha, combatividad y organización del pueblo eran un obstáculo para la implementación del modelo económico neoliberal, cuyas consecuencias sufrimos hasta hoy.



    Tenemos que seguir luchando por la verdad y la justicia para ganarle a la muerte y vencer la impunidad.



    Hoy, 6 años después de la nulidad de las leyes de Obediencia Debida y Punto Final contra las que tanto resistimos, gracias a la lucha de gran parte de la sociedad, ya no son más una piedra en el camino. Y los juicios por los que luchamos durante 30 años, comienzan a ser una realidad.



    Una realidad que golpea fuerte, porque los juicios avanzan con una lentitud que continúa consagrando la Impunidad. Porque sostenemos que se debe juzgar a todos los genocidas por todos los compañeros, pero hasta hoy sólo hubo 44 condenas y 526 genocidas esperan eternamente el juicio oral, mientras ya murieron 192 represores y se encuentran prófugos 47. Fueron absueltos o sobreseídos 100 y solamente hay 280 denunciados.



    Esta impunidad, permite que Julio López esté desaparecido por testificar en el juicio contra el genocida Etchecolatz. A 2 años y medio de su desaparición forzada seguimos denunciando su ausencia, sin respuestas, sin justicia.



    Tampoco hay respuestas ni soluciones a las amenazas que están sufriendo los testigos, ex detenidos, periodistas, fiscales, jueces, abogados, militantes de DDHH y todos aquellos que están trabajando para que los genocidas cumplan la condena que les corresponde.



    Este pasado que algunos quieren y piden dejar atrás, nos golpea día a día. Porque es esta impunidad la que hace posible, desde 1984 hasta hoy, cientos de asesinados y desaparecidos, víctimas del gatillo fácil, que se siga torturando en cárceles y comisarías, y la existencia de patotas parapoliciales.



    Una impunidad que admite en el seno de órganos del Estado - como las FFAA, de seguridad e inteligencia entre otros - y en empresas de seguridad privada, a personas involucradas en el terrorismo de Estado.



    Una impunidad que ha durado más de 30 años y que debe terminar ¡YA!



    Numerosos juicios se han reabierto desde que las leyes de Obediencia Debida y Punto Final fueran declaradas inconstitucionales en el 2001, que el Congreso Nacional las anulara por ley en el 2003 y que la Corte Suprema ratificara este camino en el 2005. Pero ¿cuántos decenios serán necesarios para condenar a todos los genocidas por todos los compañeros? Ya llevamos demasiados años exigiendo Justicia, esperando los canales democráticos, que les ofrecen a los genocidas un juicio legítimo con posibilidad de defensa. Todo lo cual se lo negaron a los 30.000 compañeros detenidos - desaparecidos.



    Todos los poderes del Estado tienen la responsabilidad de acelerar los procesos que se llevan contra los autores de crímenes de lesa humanidad y terminar con las consecuencias de los indultos.



    El Ejecutivo, debe asegurarse de que todas y cada una de las fiscalías del país cuente con presupuesto e infraestructura.



    El Legislativo, debe hacerse cargo de que no podemos permitir que más genocidas ocupen lugares en dependencias estatales, votando la Ley de Inhabilitación para acceder a cargos públicos a implicados en delitos de lesa humanidad.



    El Judicial, tiene que dejar de mirar para otro lado sosteniendo su complicidad durante más de 30 años con el Golpe de Estado. La Corte Suprema de Justicia debe velar por el avance y debido proceso de todas las causas por delitos de lesa humanidad. El Consejo de la Magistratura debe con celeridad designar a los jueces que entienden en aquellas causas y debe controlar el desempeño de los mismos. La Procuración General debe diseñar una estrategia para todo el país, seguir impartiendo órdenes claras a los fiscales y hacer que se cumplan. La Cámara de Casación no puede tendenciosamente liberar a los genocidas antes de tiempo, mientras dejan que la mayoría de los presos en la Argentina esperen por años sus correspondientes juicios. Debe dejar de dilatar las causas con planteos infundados.



    Los tres poderes deben involucrarse e investigar y castigar, con urgencia, a los culpables de lo sucedido con Julio López. Es imperioso que exista una política global de protección para todas las personas vinculadas a los procesos judiciales.



    Queremos que se juzguen a todos los genocidas por todos los compañeros y que los juicios reflejen la lógica de los circuitos clandestinos. Que sean visibles los alcances de la represión, que se tenga por probado el plan sistemático y evitar que los testigos tengan que desfilar infinitamente por los tribunales.



    Exigimos la apertura de los archivos de las Fuerzas Armadas para saber toda la verdad. Sino la impunidad permanece, los genocidas mantienen sus pactos de silencio.



    Exigimos la libre televisación y difusión de todos los juicios. Porque ningún Tribunal tiene derecho a negarle a la sociedad que conozca las caras de quienes perpetraron aquellos crímenes. A los genocidas los juzga un tribunal, pero los condenamos todos.



    Es necesario que todos y cada uno de los culpables cumpla la pena que se merece. Cárcel común, perpetua y efectiva.



    Aniquilaron a toda una generación, desaparecieron a nuestros seres queridos, nuestros hijos, nuestras hijas, nuestros padres, hermanos, novias, esposos, vecinos y compañeros para impedir la lucha por los derechos del pueblo.



    La bandera que hoy llevamos con los rostros de nuestros desaparecidos, es nuestra bandera de lucha.



    Y en el compromiso está el de no claudicar en nuestras exigencias al Estado de:

    que no haya ningún desaparecido más.

    cárcel común, perpetua y efectiva para los genocidas.

    restitución de la identidad de los hijos apropiados de los compañeros.

    verdad sobre lo que pasó con cada uno de los detenidos-desaparecidos.

    declaración de inconstitucionalidad de los indultos.

    protección confiable y efectiva a testigos y querellantes.

    garantías para jueces y fiscales comprometidos con la justicia y de juicio político para jueces y fiscales cómplices con la dictadura.

    cese de la represión del gatillo fácil, de las torturas en cárceles y comisarías y de las patotas parapoliciales.

    que no haya presos políticos.

    publicación de las nóminas de integrantes de los servicios secretos y agencias del Estado en el período 1974 - 1983.

    exoneración a los miembros de las fuerzas armadas, de seguridad e inteligencia involucrados en el Terrorismo de Estado. Ningún genocida o cómplice en órganos del Estado.

    amnistía y/o desprocesamiento de los luchadores populares, y no a la criminalización de la protesta y la pobreza.

    Ley de radiodifusión democrática y popular.

    no pagar una deuda externa ilegítima y fraudulenta.

    una justa y equitativa distribución de nuestra riqueza y el pleno ejercicio de los derechos económicos, sociales y culturales (trabajo, vivienda, salud y educación para todos).



    Los compañeros y compañeras que fueron asesinados, torturados, condenados al exilio dentro y fuera de nuestras fronteras, encarcelados durante años y detenidos desaparecidos, eran militantes políticos que luchaban contra todas las formas de injusticia con las que a diario nos golpea el capitalismo. Si ellos vivieran el país sería otro.



    Por eso elegimos reivindicarlos desde la lucha. Porque no toleraban las desigualdades se organizaban, elegían construir otro país, otra Latinoamérica. Como tantos docentes, trabajadores, médicos, piqueteros, obreros, jóvenes, estudiantes, que hoy también se organizan y sostienen la lucha. Porque los defensores de este modelo saben que si nos organizamos podemos cambiar las cosas nos golpean y eligen nuevamente la violencia, y así nos arrancaron a tantos el 19 y 20, a Kosteki y Santillan en el puente, a Fuentealba. Eligen el egoísmo y tiran la leche cuando tantos niños mueren de hambre, eligen secuestrar la información y construir noticias desde la mentira, nos dejan los hospitales sin recursos, le sacan lo poco que tienen a los docentes. Porque a este modelo lo defienden Macri, Noble, la Sociedad Rural Argentina, entre tantos otros. Porque ellos también se organizan para golpearnos debemos estar muy juntos. Debemos seguir luchando para construir el país por el que luchaban nuestros 30000 compañeros detenidos-desaparecidos.



    Por eso, por ellos, por nosotros, por los que aun son niños, por los que vendrán nos toca recoger sus banderas. Nos toca construir para nosotros y para nuestros hijos el mundo con que ellos soñaron. Nos toca terminar de una vez por todas con la impunidad. Para levantar nuevamente una Argentina libre y soberana, con Justicia e Igualdad Social.



    Porque la indiferencia es un pacto con la impunidad debemos sostener el Juicio y Castigo que recién comienza: hay que acompañar a los ex detenidos, familiares, querellantes, testigos, abogados, a los juicios. No pueden quedar solos, porque ante ellos están los responsables del Genocidio. Porque no podemos esperar más, no podemos tolerar que no tengan castigo, debemos conseguir cárcel, común, perpetua y efectiva para todos los genocidas y sus cómplices.



    30.000 detenidos desaparecidos ¡presentes!



    ¡Ahora y siempre!



    (Documento leído por las Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora en el escenario de la Plaza de Mayo, al finalizar la marcha del 24 de marzo de 2009)

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